Un informe de hace ya unos cuantos años de la OECD hacía un estudio estadístico muy interesante de los resultados de PISA. Los países no solo gastan cantidades muy dispares por alumno, también las gastan de maneras diferentes. En concreto, llama la atención que el informe encuentra una relación muy fuerte entre los sistemas educativos “inclusivos” y el éxito en los resultados PISA, lo que queda reflejado en esta gráfica: 

El informe llega a esta reveladora conclusión: «Los países exitosos en PISA también ponen algo más en sus sistemas educativos: altas expectativas para todos sus estudiantes. Las escuelas y los maestros en estos sistemas no permiten que los estudiantes con dificultades fracasen; no los hacen repetir un grado, no los transfieren a otras escuelas, ni agrupan a los estudiantes en diferentes clases basadas en habilidades. Independientemente de la riqueza de un país o economía, los sistemas escolares que se comprometen, tanto en recursos como en políticas, en garantizar que todos los estudiantes tengan éxito, tienen mejores resultados en PISA que los sistemas que tienden a separar a los estudiantes de bajo rendimiento o los estudiantes con problemas de conducta o necesidades especiales.»
Parece en principio contra intuitivo que los sistemas que hacen que todos los estudiantes se sienten en las mismas clases obtengan mejores resultados. Puede pensarse que algunos de estos estudiantes no reciben una educación al máximo nivel de sus capacidades, por lo que la media debería ser más baja, cuando la realidad es que es significativamente mucho más alta. El informe no especula con las causas de esta notable diferencia de entre 20 y 30 puntos PISA según el tipo de sistema educativo, pero con la experiencia acumulada me atrevo a aventurar algunas posibles causas:
- Los niños que tienen problemas de conducta o necesidades especiales se sienten señalados y con menos motivación y entusiasmo por aprender cuando son separados, lo que les hace entrar en un círculo vicioso personal y familiar en el que no les importa su educación, lo que crea una atmósfera general de resistencia y temor a la escuela que arrastra a todos hacia abajo. Al poner a los niños con peores resultados con el resto se rompe este ciclo.
- De los niños con capacidades bajas se espera normalmente alcanzar un nivel básico. Cuando las expectativas son mayores, porque están en el mismo aula que el resto, su desempeño mejora. Si el nivel esperado de desempeño es más alto, los resultados son mejores.
- Por último pero quizás más importante y sorprendente, los niños con capacidades medias y altas son mejores estudiantes cuando hay niños con problemas de conducta o necesidades especiales en el aula. Hay un efecto de “maduración” que les hace desempeñar aún mejor.
En conclusión, parece que éste y otros estudios confirman que separar a los estudiantes peores da mal resultado para todos. Cuando se separa por capacidad se crea una situación en la que se espera de los niños un nivel en el que se espera que permanezcan, lo que produce desinterés y falta de mejora. Al contrario cuando los niños están todos juntos, su desempeño mejora en todos los niveles, incluidos los niños de capacidades medias y altas. Sería interesante tener estudios más elaborados para encontrar evidencia de porqué ocurre esto, y poder incorporar a nuestros sistemas educativos las mejores prácticas en este sentido.
El informe completo en este enlace:
todos los niños y niñas con o sin dificultades de aprendizaje deben aprender juntos sin necesidad de separalos.